Terminator 20.20
Fases: tapa bocas, alcohol en gel, seguro de paro, endeudamiento, fractura social.
¿Fueron los relatos e ideas de Harlan Ellison o las pesadillas de James Cameron, cuando estuvo enfermo, la base de la historia? A los efectos del artículo no tendría importancia, pero Cameron se acercó más a la realidad, la creación de un ser indestructible. Pero que a su vez fuera capaz de ocultarse fácilmente.
Cuenta la historia que en el año 2029, después de ser devastada y esclavizada la humanidad, gobernada por la inteligencia artificial, las máquinas estarían a punto de perder la guerra contra la resistencia humana, con un líder a la cabeza. Ante esta situación, entienden que el asesinato de este líder en ese presente, sería inútil, dado que ha conducido a la resistencia hacia la victoria.
La estrategia formidable que se traza es eliminar al enemigo antes de que nazca, para que no pueda cumplir su función de conducción futura. Para la ejecución del plan, la gobernanza envía al pasado (1984) a un “Exterminador” con la misión de eliminar a su progenitora antes de que su enemigo sea concebido.
Como la mayoría de historias de conspiración, esta tiene fugas y la resistencia se entera, logrando así enviar a alguien al pasado para defender y proteger a quién a través de ella se lograría la resistencia humana.
Niños/as, jóvenes, hombres y mujeres con sueños quebrados, una sociedad no solo dividida, transformada, fragmentada, acentuando la desigualdad social, la defensa de la propiedad, la pérdida de la solidaridad, etc.
Estas premisas podrían observarse, en los años futuros, por hijos, nietos o bisnietos de quienes hoy están viviendo la incertidumbre del contexto que nos aqueja. Quizás más pronto que tarde, hayamos pasado esta situación y vendrá el día después, el momento de la reflexión, la comprensión del verdadero relato, el origen de las cosas, la pregunta que aún nos hacemos hoy, mutación ?, accidental o intencional?, los efectos causados, eran los deseados?, se descontroló?, y si fuera una o la otra?, porque desde la óptica ideológica de cada uno, las explicaciones cambian y las posibles soluciones viajan en un mar de teorías sin prácticas concretas o posibles.
¿Entonces en manos de quien o quienes están las decisiones, las soluciones?
No terminábamos de salir del debate, si era momento de autocríticas, de reflexión, de buscar respuestas, cuándo nos cae esta pandemia y para desarmar o posponer cualquier debate en el tiempo, con el argumento del “republicanismo, la nación, el país, su gente primero que nada, todos tenemos que luchar parejo para salir adelante, en esta estamos todos”. Para la gobernanza, con algunas de estas premisas, tiene campo fértil o intenta sobrevivir, cómo en la historia de ficción de Ellison o Cameron, dónde las máquinas intentan arrasar con sus diferentes, objetivo claro con o sin pandemia.
Ahora, si leemos entre líneas, hace rato que estamos enterados, del fin que persiguen, pero al revés de la historia, no podemos viajar al pasado, para eliminar al enemigo, o para protegernos en ese pasado y no vivamos el futuro, este presente; por eso las decisiones que se tomen hoy, repercutirán años después. Ellos lo saben, nosotros también, pero intentarán que nadie lidere la resistencia que nos libere, hacia una sociedad mejor, porque también como la inteligencia artificial, saben que ya dicha resistencia alcanzó la victoria.
La capacidad de organización para alcanzar nuevamente esos objetivos, está parcialmente diezmada, porque el golpe es duro, porque la profundidad de esta crisis será más profunda que la del año 2002 y afectará a los más desprotegidos, ya algunos la comparan con “La gran depresión” del 29 (crisis devastadora, iniciada en EEUU por la caída de la bolsa de valores y expandida a la mayoría de los países, crisis profunda y prolongada), se tratará de desviar la atención a cualquier comparación con otras crisis, argumentando que se trata de un tema de salud y que este virus no mira ricos o pobres, (si le toca a los ricos es porque en algunos casos, creyéndose inmortales, cometen estupideces, pero a los pobres es seguro les va a tocar), pero tal como el “Exterminador” el que tiene una misión clara, no va a parar en intentar destruir a su objetivo, aunque al principio por desorientación, confusión o mala información, destruya a otros. Ese exterminio no pasará por un tema sanitario (que ya de por si es grave, triste y doloroso), pasará por los daños colaterales, del punto de vista de la estabilidad social, de la capacidad de mantenernos en pie y con derechos, porque es inevitable mirarse a sí mismo y ver caer toda su estructura social, familiar o financiera. Sin embargo es a partir de ese dolor que se saldrá a luchar, a ver en el otro la misma causa que nos aflige a todos/as y partir de ahí organizarse, con más fuerza.
De fases nos hablaron, pero no del tiempo de cada una y tal como el personaje de ficción, la velocidad de pasar de una fase a la otra fue extraordinaria, entonces surgieron nuestros miedos, esas sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario, el miedo a la incertidumbre, la capacidad de no visualizar el futuro, lo desconocido, salirse de la zona de confort, pero en un click, automáticamente nuestro cerebro reaccionó al sentir el peligro de salud inminente y comenzó el reclamo, la exigencia de tapa bocas, guantes y alcohol en gel, esto porque se creyó que las fases eran administrables, aún sin pensar que si todos reclamaban lo mismo esa solución no sería inmediata, la producción y distribución de ciertos elementos de protección no es mágica y como en todo sistema capitalista, por más que se quiera disfrazar, tiene costos y quienes los debería proveer lo sabe.
Nos rajamos las vestiduras, intentando buscar las mejores soluciones sanitarias sin importar esos costos, para proteger a los nuestros, sin embargo la fase cambió rápidamente, vimos que estaba al acecho nuestro personaje de ficción y caímos a hablar de costos, costos para los/as trabajadores, costo para el estado, costo para los más vulnerables y pasamos a poner en debate los derechos las obligaciones, se venía el exterminio y sus daños colaterales, ¿estar de licencia sería una opción?, y otra vez hablar de costos, ¿estar en seguro de paro ? una vez más costos. Cuál será realmente el costo que tendrá que pagar la humanidad, cuál será el costo que tendremos que pagar en nuestro país los/as trabajadores, los pequeños comerciantes, los pequeños productores, los más desprotegidos.
Nos esperan las demás fases, endeudamiento y fractura social, entonces nos tenemos que anticipar, como ya se han expresado las organizaciones sociales.
Hoy más que nunca el diálogo es fundamental, pero es con todos, en el marco de lo conquistado, en el marco de la negociación colectiva, exigimos protección, derechos, subsidios, renta básica, congelamiento y aplazamiento de créditos, tarifas, cero violencia intrafamiliar etc. Pero en tiempos de crisis, surgen todo tipo de actitudes, y una y otra vez queda demostrado que quienes están en cargos de responsabilidad no son capaces de escuchar al otro, el poder mal entendido obnubila, no nos confundamos su misión sigue siendo clara, y se está ejecutando., a no confundir el enemigo.
Necesitamos mantener la mira clara, cuidándonos por supuesto, pero tomando decisiones firmes y rápidas, pensando en nosotros como motor, para la reconstrucción de la devastación, pero sin dejar de pensar, que lo que hagamos hoy, podrá asegurar a los futuros niños/as, jóvenes, hombres y mujeres, el mundo que nosotros soñamos, sin quiebres, unidos, alertas y aportando desde cada lugar que nos toque, para que el “Exterminador” no tenga cabida una y otra vez.