Sombras del progreso
La próxima ceremonia de los Premios Oscar cuenta con un manchón difícil de compensar: 13 nominaciones a una desgracia fílmica llamada Emilia Pérez. Por suerte le sigue, con diez, esta película,1 a la que el joven director Brady Corbet se abocó durante al menos siete años. El monumental periplo, de 3 horas y 35 minutos (con un interludio de 15 minutos), sigue a László Tóth, un arquitecto húngaro ficticio interpretado por Adrien Brody, quien se traslada a Estados Unidos en 1947 tras sobrevivir a los campos de concentración nazis. La elección de Brody es significativa: el actor, inolvidable desde su papel en El pianista, encarna nuevamente a un prisionero, pero aquí la tragedia ya pasó y el relato se centra en otra, que esta vez tiene lugar en la tierra de las promesas. Educado en la Bauhaus …