Montevideo, capital mundial de la injusticia
Arte: O. Guayasamín
El desplazamiento del Frente Amplio del gobierno, abrió las compuertas para que a la asunción de Luis Lacalle Pou como presidente de la República concurrieran los más selectos violadores de los Derechos Humanos y la democracia de las Américas: los presidentes Jair Bolsonaro (Brasil), Iván Duque (Colombia), Sebastián Piñera (Chile) y Mario Abdo Benítez (Paraguay). Asimismo, estuvo presente Luis Almagro, Secretario General de la OEA . Lenín Moreno (Ecuador) y Jeanine Añez de Bolivia fueron invitados, pero no concurrieron.
El futuro canciller Ernesto Talvi expresó que, tanto Cuba, como Nicaragua y Venezuela no fueron invitados porque no son países donde haya una “democracia plena”, por lo que no participarán de la asunción de Lacalle Pou en Montevideo
Fue un ostentoso despliegue del avance de la geopolítica de Estados Unidos en la región.
Para justificar el despliegue militar a lo largo y ancho del mundo, el saboteo a los gobiernos que no se le someten, el acoso por hambre mediante sanciones a gobiernos calificados de enemigos y, en fin, la siembra del “caos preventivo” por doquier, para impedir que crezcan los países “aliados”, “enemigos” y “adversarios” que le puedan su dominación mundial, Estados Unidos construye la “realidad” a su manera.
En una entrevista del periodista Ron Suskind, del New York Times, a un consejero “senior” de la Casa Blanca, éste sistematizó en forma muy nítida este proceso de “construcción de la realidad (“reality building”) : “Ahora nosotros somos un imperio y, cuando reaccionamos, creamos nuestra propia realidad. Y mientras estudian esa realidad –en forma rigurosa, sin duda- actuaremos de nuevo, creando otras nuevas realidades, que podrán estudiar igualmente, y así es como las cosas se encaminan. Nosotros somos los actores de la Historia….y a ustedes, a todos ustedes no les quedará otra cosa que estudiar simplemente lo que hacemos” [1]
A la “construcción de la realidad” concurren los medios de comunicación, instituciones y personalidades de los gobiernos afines, partidos políticos, sistemas educativos, etc. Es lo que Marx denominaba la “ideología dominante” y en ella se sintetizan la vida económica, social, cultural, política de una sociedad.
Una prueba reciente la dio Estados Unidos el 3 de enero de 2020, cuando un comando aéreo asesinó al general iraní Quasem Soleimani en Bagdad, capital de Irak. El secretario de Estado Mike Pompeo, justificó la decisión diciendo que Washington “habría sido culpable de negligencia” si no hubiera lanzado el ataque. Concluyó y que está “100 por ciento” seguro de que Estados Unidos está más seguro debido al ataque aéreo.
Prontuarios pesados (muy resumidos)
El presidente Jair Bolsonaro de Brasil, ha llamado a hacer asesinar opositores (la concejala Marielle Franco) o convocar a marcha para cerrar el Congreso.
En octubre de 2019, el presidente de Human Rights Watch (HRW), Kenneth Roth, dijo que el presidente Jair Bolsonaro está “atacando frontalmente” los derechos humanos en Brasil “con su retórica y sus políticas”. HWR llevó su junta de directores a Brasil para “manifestar presencialmente” esta preocupación, según Roth. Ni el presidente Bolsonaro ni otro alto dirigente de su gobierno recibieron a la diretiva de HWR.
La presidencia de Iván Duque, en Colombia ha mostrado incapacidad para detener los más de 700 asesinatos de liderazgos sociales del ámbito popular y más de 180 asesinatos de excombatientes de las FARC-EP incorporados a la vida civil tras los acuerdos de paz de 2016.
Según informa Semana [2] “los líderes sufren el fuego cruzado en zonas donde los criminales se disputan el control de las rentas a sangre y fuego” entre mafias territoriales… disputan el narcotráfico y la minería ilegal.
En Chile el presidente Sebastián Piñera , que había ganado ampliamente las elecciones, pasó a 12% de aprobación y un 83 % de rechazo, según la encuesta que Cadem publica cada lunes [3].
Ese viraje histórico se debe al “estallido social” que continúa hasta hoy desde el 18 de octubre de 2019. Millones de manifestantes han ocupado las calles del país, de norte a sur, reclamando gratuidad de la salud y de la educación, mejor seguridad social, viviendas, ampliación de una serie de derechos. El presidente Piñera ha tenido una sola respuesta: la represión por medio de Carabineros, la policía militarizada.
En su reporte de 18 de febrero de 2020, el Instituto Nacional de Derechos Humanos [4] da cuenta de miles de heridos, uso desproporcionado de la violencia, represión a personas lejos de cualquier manifestación, abusos sexuales, etc.
Sin embargo, el 9 de enero de 2020, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, visitó al Presidente Sebastián Piñera de quien dijo que durante el estallido social “ha defendido con eficiencia el orden público, al mismo tiempo que tomaba especiales medidas para garantizar los Derechos Humanos”, expresó [5].
En Ecuador, el presidente Lenin Moreno, a través de su cuenta de Twitter, comunicó el 12 de octubre de 2019 “el toque de queda y militarización” del Distrito Metropolitano de Quito y valles. Estima que ”esto facilitará la actuación de la fuerza pública frente a los intolerables desmanes de violencia” [6].
Moreno adoptó esta medidas tras las masivas y crecientes manifestaciones de protesta después de su anuncio de un conjunto de medidas en el marco de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por unos 4.200 millones de dólares.
La represión de las manifestaciones dio lugar a numerosas violaciones a los derechos humanos.
El presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez (Paraguay), en agosto de 2019 estuvo a punto de enfrentar un juicio político al conocerse un acuerdo secreto negociado con Brasil sobre la compra de energía de la central hidroeléctrica binacional Itaipú.
El acta, firmada el 24 de mayo de 2019 en Brasilia, permaneció dos meses en absoluto secreto, al punto que no la conocía ni el presidente de la Administración de Electricidad (ANDE) de Paraguay y modificaba al alza montos y condiciones con los que Paraguay adquiere energía a Brasil.
“Paraguay iba a tener que pagar entre 250 y 350 millones de dólares más por la de las tarifas para los hogares. Todo, en beneficio de otro país, y sin contraprestación alguna” [7].
“El acuerdo bilateral tocó las fibras más sensibles respecto de la soberanía energética, la crisis de representación política y los escándalos de corrupción. Desde sus inicios el tratado de Itaipú se realizó en condiciones desfavorables para Paraguay, en un contexto de gobiernos de corte autoritario en ambos países, en el cual primó el interés económico de Alfredo Stroessner (que gobernó entre 1954 y 1989) y no el desarrollo social, económico y energético. Esta desventaja se mantuvo durante toda la democracia y solo tuvo un revés en el periodo de Fernando Lugo (2008 — 2012), en el que se logró un histórico acuerdo”, sostuvo Sarah Cerna Villagra, doctora en ciencias políticas y sociales por la UNAM de México, en diálogo con Infobae. [8]
Al invitar a Jeanine Añez que funge como presidenta de Bolivia tras el golpe de Estado que derrocó al presidente constitucional Evo Morales (como en su momento lo estimó Ernesto Talvi, canciller del gobierno Lacalle Pou), el Uruguay convalida la violación al Derecho Internacional ideada, implementada, asesorada y controlada por el gobierno de Estados Unidos.
[1] https://www.nytimes.com/2004/10/17/magazine/faith-certainty-and-the-presidency-of-george-w-bush.html
[2] https://www.semana.com 01 18 2020
[3] https://www.latercera.com 24 02 2020
[4] https://www.indh.cl/bb/wp-content/uploads/2020/02/Reporte-de-datos-18-febrero-de-2020.pdf
[5] https://www.elmostrador.cl/ 09 01 2020
[7] https://www.infobae.com/ 13 08 2019
[8] Id.