¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¡No! Es una trabajadora
Hablemos de series y cine mientras respetamos las recomendaciones de las autoridades de la salud.
Podríamos decir que de un tiempo a esta parte, las películas de superhéroes, vinieron a sumarse a la larga tradición de películas del cine de Hollywood que proponían a los yankees como los indicados para solucionar cualquier problema de escala planetaria. Desde una invasión extraterrestre hasta ataques terroristas.
La idea del superhéroe como única solución a situaciones y conflictos sociales es una linda manera de desplazar a la sociedad organizada o al pueblo como sujeto activo de las transformaciones. Tampoco esto es exclusivo solo del cine, seamos justos.
También la historia se nos ha enseñado como el resultado, o bien de las ideas caprichosas de los llamados grandes hombres, o bien de la evolución de algún espíritu absoluto. Estas formas de entender los procesos, que vemos desde la película más “liviana” hasta en prestigiosos libros de historia que se estudian en liceos y facultades tienen en común una forma deficiente e intencionada de interpretar los procesos históricos.
Si será amplio el trabajo de deconstrucción cultural, que una sociedad más justa necesita que hasta en la película más inofensiva podemos descubrir dispositivos ideológicos. Tampoco esto es un descubrimiento. Pero si por un momento, alejamos la mirada de la pantalla y pensamos en el último recorrido que hicimos por nuestra ciudad o barrio en estos días vemos que los héroes y heroínas no llevan capa aunque puedan haber incorporado tapaboca.
Los que nos cuidan y hacen que lo mínimo que necesitemos llegue a nuestras casas, son los y las trabajadoras de distintas ramas: Enfermeras, cajeras, panaderos, pisteros etc… Y quienes hacen trabajos no remunerados: Las personas que cuidan de otras en sus casas… Hacen que la vida siga adelante en este contexto tan difícil.
Ni hijos de krypton con una “S” en el disfraz, ni científicos que adquieren súper poderes -mucho menos millonarios que se creen murciélago y usan trajes con orejitas-; la crisis sanitaria que atraviesa el mundo la enfrentan los y las trabajadoras que seguimos -aún en esta situación- haciendo que las cosas pasen.
Por esto, y al mismo tiempo, debemos exigir que el Estado tome medidas para atender la cantidad de trabajadores que viven del trabajo callejero y que resuelven en el día a día la alimentación. Igual de urgente es atender la cantidad de familias que se verán afectadas cuando padres y madres jefas de hogar vayan al seguro o estén quedando sin trabajo, producto de esta situación que viene a agravar la disminución de salario real, que se generó por las nefastas medidas económicas de carácter recesivo que este gobierno tomó apenas asumió y de las que no puede culpar a ningún virus.
Cada página una victoria.
¿Quién cocinó el banquete de la victoria?
Cada diez años un gran hombre.
¿Quién pagó los gastos?
Tantas historias.
Tantas preguntas. (*)
*Preguntas de un obrero que lee. Bertolt Bretch