El derrocamiento del capitalismo y la construcción del socialismo-comunismo sigue siendo la única verdadera salida para los pueblos de Europa. Discurso en el Encuentro Comunista Europeo en Bruselas, Bélgica

El derrocamiento del capitalismo y la construcción del socialismo-comunismo sigue siendo la única verdadera salida para los pueblos de Europa. Discurso en el Encuentro Comunista Europeo en Bruselas, Bélgica

Estimados camaradas:

En nombre del Comité Central del KKE les extiendo un cálido saludo camaraderil de bienvenida en los trabajos del Encuentro Comunista Europeo organizado por nuestra delegación en el Parlamento Europeo aquí en Bruselas, en el edificio del parlamento europeo, en el marco de varias actividades que ha realizado el KKE en 2024 en honor del gran revolucionario Vladimir Ilich Lenin, el líder de la Revolución Socialista de Octubre, cuando se cumplen 100 años de su fallecimiento.

Este evento de hoy es también una respuesta sonora a la ola de anticomunismo y antisovietismo que se fomenta sistemáticamente por los medios de comunicación burgueses y sus gobiernos, por la propia Unión Europea, que ha convertido en su doctrina la equiparación inaceptable del fascismo y el comunismo, así como la identificación sin ninguna base histórica de la Rusia capitalista actual con la Unión Soviética y extiende en el Viejo Continente una red de persecuciones anticomunistas, de falsificación y distorsión de la Historia, de destrucción de monumentos antifascistas.

El KKE ha condenado todos estos acontecimientos, expresa su solidaridad con los comunistas que en varios países de Europa sufren persecuciones, prohibiciones, restricciones de actividades. Al mismo tiempo, seguiremos luchando contra la desinformación de los pueblos, la distorsión de la Historia, sin idealizarla, estudiando no solo las conquistas del socialismo sino además sus debilidades, errores y desviaciones, y sacando conclusiones valiosas para el futuro.

Tales conclusiones valiosas se pueden extraer de la obra de Lenin “Sobre la consigna de los Estados Unidos de Europa”, en el contexto de la intensificación de la explotación de clases y las guerras imperialistas en Ucrania y en el Oriente Medio con la implicación de la Unión Europea imperialista.

Las afirmaciones de Lenin en las condiciones del siglo XX conservan su actualidad también en el siglo XXI. Se trata de una obra que en nuestra opinión la deben estudiar los comunistas, los revolucionarios y las personas de buena voluntad, no solo de nuestro continente, Europa, sino de todo el mundo, ya que hoy se están formando en varias partes del mundo asociaciones interestatales de Estados capitalistas, como son los BRICS, etc.

Estudiando a Lenin con un espíritu creativo, a la luz de los cambios que tuvieron lugar en el mundo, podemos examinar los acuerdos interestatales, las alianzas capitalistas más viejas y nuevas, que buscan “poner orden” en la “seguridad internacional”, en el comercio internacional, en la exportación de capitales, sin negar por supuesto las leyes científicas capitalistas.

Porque por muchos cambios que se hayan producido desde que se publicó esta obra, éstos no han alterado su esencia: las leyes científicas fundamentales que rigen la economía capitalista; la producción cuyo criterio es la plusvalía, la ganancia, la competencia y la desigualdad; la anarquía en la producción; la injusticia en la distribución.

Lenin escribió que: “Bajo el capitalismo es imposible el crecimiento económico parejo de cada economía y de cada Estado. Bajo el capitalismo, para restablecer de cuando en cuando el equilibrio roto, no hay otro medio posible más que la crisis en la industria y las guerras en la política”.

¿Quién está en condición de desmentir hoy esta evaluación leninista, cuando el desarrollo capitalista desigual da lugar a nuevas potencias capitalistas fuertes, agudiza la competencia por la primacía en el sistema imperialista mundial entre EE.UU. y China, e intensifica la confrontación entre el eje euro-atlántico y el eje euroasiático en formación?

¿Quién no ve la “bomba de relojería” en que se asienta la economía capitalista internacional, es decir la sobreacumulación de capital que no encuentra salida para ser investida con ganancia satisfactoria? Han impulsado la “transición verde y digital”, así como la “vieja receta” de la guerra a la que se refiere Lenin, pero los impasses del sistema continúan.

La crisis capitalista y la guerra son inherentes al capitalismo. Una serie de índices de la economía internacional demuestran que la crisis nace del funcionamiento normal del sistema capitalista.

Ya la economía de la Unión Europea está en fase de recesión; véase también la disparada de la deuda de EE.UU. que ha ido más allá de la “línea roja” del techo institucional y sigue aumentándose, o la crisis inmobiliaria en la China capitalista, etc.

Las intervenciones y las guerras imperialistas ofrecen una salida rentable al capital sobreacumulado. Esto queda demostrado con las ganancias de la industria bélica de EE.UU. y de otros grandes fabricantes de armas desde el inicio de la guerra en Ucrania y en el Oriente Medio.

No es casualidad que la llamada “economía de guerra” y la escalada de la guerra sean alta prioridad de la OTAN, la UE y los demás centros imperialistas.

En particular la UE, en base al informe de Draghi, prevé destinar 500 mil millones de euros a la industria de guerra mientras que el informe Niinistö destina, entre otros, el 20% de su presupuesto a la economía de guerra; creando una conexión peligrosa entre sus planes militares de protección civil y la “preparación psicológica de los pueblos a vivir en condiciones de peligro e inestabilidad” mediante el suministro de comida para tres días.

Además, las enormes destrucciones que provoca la guerra imperialista crean una nueva “mina de oro” de inversiones rentables en las regiones destruidas. EE.UU., la UE y Rusia ya están dirigiendo “programas” de inversiones especiales para la “reconstrucción” de Ucrania.

Camaradas:

La victoria de D. Trump en las elecciones de EE.UU. ha avivado las conversaciones de la inminente “prevalencia de la paz”, al menos en el frente ucraniano. Lenin destacó que “desde luego, son posibles acuerdos temporales entre los capitalistas y entre las potencias”, pero al mismo tiempo subrayó que éstos no cancelan en absoluto la lucha por el “reparto de las colonias”, escribiendo esto cuando tres cuartas partes del mundo eran colonias.

Hoy, sin embargo, sigue siendo válida esta posición ya que en lugar de la competencia por el “reparto de las colonias”, es la competencia por el reparto de las materias primas, la energía, las rutas de transporte de mercancías, los apoyos geopolíticos, las cuotas de mercado. Y como destacó: “Bajo el capitalismo no puede haber otra base ni otro principio de reparto que la fuerza. […] Predicar un reparto “justo” de la renta sobre esta base es […] necedad de pequeño burgués y de filisteo. No puede haber más reparto que en proporción a la fuerza. Y la fuerza cambia en el curso de desarrollo del desarrollo económico. […] No hay ni puede haber otro medio que la guerra para comprobar la verdadera potencia de un Estado capitalista. La guerra no está en contradicción con los fundamentos de la propiedad privada, sino que es el desarrollo directo e inevitable de tales fundamentos”.

Hoy es necesario que el movimiento comunista en Europa y en el mundo no olvide las palabras de Lenin, que las tome en cuenta a la luz de los actuales acontecimientos internacionales y rechace las percepciones oportunistas que prevalecieron después del 20o congreso del PCUS y en las filas del movimiento comunista internacional, y promovieron percepciones erróneas. Tales fueron las percepciones que dividían a los imperialistas en “halcones” y “palomas”, en “partidarios de la guerra” y “pacifistas”; sugiriendo que podía existir un “imperialismo pacífico”, una renuncia por parte de los imperialistas a los medios violentos y bélicos que, como subrayó Lenin, son “la continuación de la política” por otros medios.

Desgraciadamente incluso en las filas del movimiento comunista internacional, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, predominaron tales percepciones erróneas en las que se basaron las evaluaciones de Partidos Comunistas; de que supuestamente se podrían domar los planes bélicos de los capitalistas con el llamado “sistema de seguridad europeo”.

Hoy, como una forma de resolver el conflicto militar en Europa, algunas fuerzas promueven percepciones sobre la formación de una “nueva arquitectura de seguridad”, una OTAN “sin planes de guerra ni sistema de armas ofensivas en sus territorios”, una “Unión Europea pacífica” o un “mundo multipolar pacífico”, etc.

Todas estas especulaciones no tienen nada que ver con la realidad y actúan de modo desorientador para la lucha anticapitalista y antiimperialista, buscando cultivar la percepción de una supuesta posibilidad de “abstención” del imperialismo de los medios de guerra. Es como si pidiéramos a un animal carnívoro depredador de la selva que se transformara en animal herbívoro e incluso doméstico.

No obstante, la verdad es que la OTAN y la UE, tal como cualquier unión interestatal capitalista, tienen un carácter profundamente reaccionario y no pueden ser favorables al pueblo. Seguirán actuando en contra de los pueblos, y de los derechos obreros y populares.

Lenin se vio justificado cuando escribió que “los Estados Unidos de Europa, bajo el capitalismo son imposibles o reaccionarios.” La Unión Europea actual es una unión económica, política y militar interestatal imperialista de los monopolios, contraria a los intereses de la clase obrera y de las capas populares.

No se puede corregir con soluciones de esparadrapo ¡Al igual que el capitalismo, no se puede humanizar! Porque la Unión Europea no fue formada por los pueblos ni sirve a sus intereses, ¡al contrario!

La Unión Europea no es ni puede ser favorable a los pueblos. Sus objetivos son la concentración y centralización de capital, las guerras y las intervenciones imperialistas, la promoción de la estrategia para el máximo fortalecimiento de la explotación de la clase obrera, que conduce a la pobreza, la miseria, la carestía, el desarraigo, la represión brutal, el fichaje y el anticomunismo. Los escándalos que se manifiestan, con los lobbies de la corrupción en el Parlamento Europeo, confirman su carácter reaccionario como una unión del capital a expensas de los pueblos.

Las resoluciones-ultimátums de guerra, las reglas antipopulares y las directivas antilaborales tienen por objeto servir a la rentabilidad de los monopolios, aplastar la vida y los derechos de los trabajadores.

Hoy la Unión Europea busca convertirse en la vanguardia de las guerras y las políticas antipopulares. Esto es cierto independientemente del resultado de los antagonismos en su interior, entre las clases burguesas de sus países por mayor autonomía militar de la UE o mayor adhesión a la OTAN, antagonismos que se han reavivado tras la elección de Trump.

Para servir a los intereses dominantes de las clases burguesas de Europa, la Unión Europea junto a EE.UU. se ha implicado en la guerra de Ucrania, del lado de la sección de la burguesía ucraniana que, al utilizar las fuerzas fascistas, avanzó el 2014 hacia un derrocamiento político violatorio de la Constitución.

Por intereses similares, la Unión Europea apoya al Estado ocupante de Israel que masacra al heroico pueblo de Palestina. Aprovechamos la oportunidad y expresamos desde aquí, desde el parlamento europeo, nuestra plena solidaridad con el pueblo palestino y unimos nuestra voz a las impresionantes y multitudinarias manifestaciones obrero-populares en todo el mundo en defensa de su justa lucha por deshacerse de la ocupación israelí.

Camaradas:

Tras el ataque de Ucrania con armas estadounidenses y británicas de gran alcance en el territorio de la Federación Rusa y, a continuación, la modificación de la doctrina nuclear de Rusia y el comunicado de Putin, es más que evidente que el peligro de generalización de la guerra imperialista está creciendo e incluso con el uso de armas nucleares.

Incluso si se llegara a un compromiso temporal, nadie puede mitigar los antagonismos interimperialistas que se extienden desde el sector comercial y tecnológico hasta los armamentos militares. Esto es así desde el Ártico hasta África y el Indo-Pacífico, y también en el espacio.

Las guerras y las intervenciones imperialistas de la Unión Europea y de los gobiernos burgueses imperialistas aliados, además de la masacre a los pueblos, las cargas económicas sobre los pueblos, el desmembramiento de países y la multitud de desarraigados, causan una mayor destrucción del medio ambiente, ante la cual hipócritamente se preocupan en sus llamadas declaraciones “verdes”.

El KKE, al igual que otros Partidos Comunistas y Obreros de Europa, rechazando todos los pretextos de diversos lados, demostramos a los pueblos las verdaderas causas de las guerras imperialistas.

Reforzamos nuestra lucha contra la implicación de nuestros países en ellas.

Luchamos por el cierre de las bases de EE.UU. y de la OTAN en Grecia y otros lugares, por el retiro de las armas nucleares de Europa.

Expresamos nuestra solidaridad con los pueblos de Ucrania y Rusia, que vivían en paz y trabajaron juntos durante los años del socialismo y ahora derraman su sangre por los grandes intereses capitalistas.

Luchamos contra la creciente militarización de la UE a través de su llamada “autonomía estratégica”, que plantea grandes peligros para los pueblos; la creación de formaciones militares, como PESCO, y el Euroejército; de misiones como “Áspides” en el Mar Rojo.

Levantamos un frente contra el fascismo y cualquier tipo de racismo, discriminación por motivos de religión, color, género u orientación sexual y rechazamos el falso «antifascismo» y los diversos “frentes antifascistas” utilizados por las fuerzas políticas burguesas y oportunistas para atrapar a las fuerzas obreras y populares en la administración burguesa, desvinculando al fascismo del sistema capitalista que lo genera y lo utiliza cuando es necesario.

Camaradas:

La intensificación de la explotación de los trabajadores, del exhaustivo trabajo flexible con jornadas inhumanas que llevan a crímenes patronales, del trabajo sin derechos y sin convenios colectivos, de la escalada de la intimidación patronal, de los bajos salarios en combinación con la carestía y los altos impuestos sobre las capas populares y las guerras, han llevado a los pueblos de Europa a las calles de lucha.

Hace 10 días, el 20 de noviembre, las calles y las plazas en toda Grecia se inundaron de huelguistas que provocaron un verdadero terremoto con el lema: “¡Dinero para salarios - Sanidad - Educación, fuera de los mataderos de la guerra!”.

Con la acción combativa de los sindicatos obreros, como el sindicato de los trabajadores portuarios del Pireo, una carga de municiones para Israel no llegó a su destino; en otras regiones se impidió el transporte de armas y de municiones de la OTAN para la guerra en Ucrania.

Continuamos nuestra lucha contra la política antipopular del gobierno de la ND y de los demás partidos del sistema; contra la OTAN y la UE del capital; contra la explotación de clases, los monopolios y la guerra.

Por la desvinculación de Grecia del matadero imperialista, de sus planes y alianzas, con el pueblo siendo dueño de su tierra.

Por una Europa de prosperidad para los pueblos, de paz, justicia social y socialismo.

Seguimos nuestro camino común, el de la lucha revolucionaria de clases hasta el derrocamiento del capitalismo y la construcción del socialismo-comunismo.

Porque el camino que se abrió en octubre de 1917 por los comunistas encabezados por Lenin, “rompiendo el hielo”, sigue siendo la única salida verdadera para los pueblos de nuestros países.

3 de diciembre de 2024

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